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InSight Crime: La mafia italiana se traslada a la fuente de la cocaína en el Caribe, incluida República Dominicana

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La Operación “Tiburón Galloway” comenzó como una investigación local por parte de fiscales en la región italiana de Calabria en 2001, pero pronto se convirtió en una investigación multinacional en la que intervinieron múltiples agencias. Durante cinco años, los fiscales descubrieron una vasta conspiración de tráfico de cocaína y lavado de dinero que involucraba tanto a Italia como a Colombia —e incluso el plan de jubilación de uno de los principales caudillos paramilitares de Colombia—.

La investigación sobre la alianza entre Salvatore Mancuso, comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), y la mafia ‘Ndrangheta, mostró hasta dónde habían llegado los italianos en el tráfico de cocaína: precisamente hasta la fuente.

Según informes en los medios de comunicación italianos, la evidencia mostraba que los italianos le estaban comprando cocaína a Mancuso en Colombia a US$3.000 el kilo, para luego organizar su envío a través de puertos colombianos, y vía Venezuela hacia Europa, donde alcanzaba precios hasta 15 veces más altos en el mercado mayorista.

Por su lado, Mancuso inició negocios con los italianos en Colombia, e incluso abrió un restaurante italiano en la ciudad de Barranquilla, ubicada en el Caribe colombiano, el cual era frecuentado por mafiosos y miembros de las élites de la ciudad. Y mientras los paramilitares negociaban su desmovilización con el gobierno colombiano, él envió a uno de sus negociadores personales a Italia para explorar acuerdos inmobiliarios, según una investigación de El Espectador. Las interceptaciones de comunicaciones entre los miembros de ‘Ndrangheta indican por qué:

“[Mancuso] se encuentra al final del proceso de paz, y seguramente le darán un par de años de prisión, después de lo cual vendrá a Italia”, le dijo a su hijo el principal socio mafioso de Mancuso.

Mancuso no se jubiló en Italia, por lo menos no todavía. En su lugar, fue extraditado a Estados Unidos, donde cumplió una condena de 12 años de prisión por tráfico de drogas.

Desde entonces, el comercio europeo de cocaína ha cambiado y evolucionado. Pero las redes alineadas con la organización mafiosa de Mancuso son cada vez más comunes a medida que los traficantes europeos se acercan a la fuente en busca de cocaína barata y coordinan su envío a Europa directamente.

Sin embargo, los italianos, con su particular forma de organización, emprendimiento y eficiencia criminal, fueron los pioneros en este acercamiento a la fuente. Y siguen siendo los italianos los que tienen las operaciones más sofisticadas y de largo alcance en Latinoamérica.

Negociantes de cocaína y la diáspora criminal

La participación de los italianos en el comercio de cocaína es incluso anterior al auge de los carteles colombianos; ya desde 1972 se tienen registros de miembros de la mafia detenidos en Brasil por tráfico de cocaína. Pero al principio, la cocaína era solo una parte de un amplio portafolio criminal que incluía desde tráfico internacional de heroína hasta redes locales de eliminación de residuos.

Cuando los carteles de Medellín y Cali en Colombia comenzaron a aumentar el tráfico de cocaína hacia Europa en la década de los ochenta, los italianos estaban entre los principales compradores mayoristas, transportando y vendiendo el producto de los colombianos que traían los contrabandistas gallegos.

Pero la experiencia de los italianos en el negocio de la heroína los ponía en una gran ventaja competitiva con respecto a otras mafias europeas involucradas en el comercio de cocaína.

“Exportaban heroína de Europa a Estados Unidos, por lo que tenían mucha experiencia y habían establecido cadenas de distribución e importación”, afirma Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA).

Los mafiosos más emprendedores entendieron que esta experiencia y la infraestructura criminal podrían utilizarse para traficar la cocaína ellos mismos.

“Fueron a Colombia para estar más cerca del suministro y coordinar los envíos según sus estándares”, explica Vigil.

A principios de la década de los noventa, los traficantes de cocaína italianos se comenzaron a establecer en el país, donde trabajaban discretamente y lograron remodelar el comercio europeo de cocaína. El más conocido fue el traficante Roberto Pannunzi; con cara aniñada, este hombre fue apodado el “Copérnico de la cocaína” por el escritor italiano Roberto Saviano.

Lo primero que entendió Pannunzi fue que la heroína que había traficado durante años era mucho más valiosa para los traficantes latinoamericanos que la cocaína que estos últimos enviaban a Europa. Por eso Saviano dice en su libro ZeroZeroZero que Pannunzi comenzó un intercambio de drogas: 1 kilo de heroína por 25 kilos de cocaína. Lo segundo que entendió fue que se podía hacer muchísimo más dinero enviando cocaína desde la fuente.

A principios de la década de los noventa, Pannunzi aprovechó sus contactos con los carteles de Colombia y con la mafia italiana para hacerse intermediario, y se convirtió así en uno de los primeros traficantes de cocaína. Trabajaba por su cuenta, haciendo negocios entre el Cartel de Medellín y las mafias de la Cosa Nostra y ‘Ndrangheta, pero sin vincularse a ninguno de ellos.

La era de los carteles estaba llegando a su fin, con el asesinato de Pablo Escobar en 1994 y la captura de los jefes del Cartel de Cali en 1995, lo que propició el comienzo de una nueva generación de traficantes y organizaciones. Pannunzi fue capturado en Medellín menos de dos meses después de la muerte de Escobar. Según informes de prensa de la época, los agentes de policía que lo arrestaron rechazaron su oferta de un millón de dólares si lo dejaban ir. Sin embargo, quedó en libertad cinco años más tarde, pues a los fiscales se les acabó el tiempo para elaborar un caso en su contra.

Para entonces, los monolitos criminales de Colombia se habían dividido en federaciones de redes de tráfico más pequeñas. Para la mafia italiana, eso representaba nuevas oportunidades, y su participación en la cadena de suministro desde la fuente comenzó a crecer.

La mafia que terminó siendo más activa en el nuevo tráfico de cocaína no fue una de las más conocidas de Italia, como la Cosa Nostra, sino ‘Ndrangheta, una federación relativamente menor de clanes criminales de la empobrecida región de Calabria.

Los ‘Ndrangheta trazaron un plan de tráfico desde la fuente y convirtieron una debilidad en fortaleza. La pobreza y la falta de oportunidades generaron una migración masiva de calabreses, entre los que se encontraban los ‘Ndrina —clanes mafiosos que conforman la red ‘Ndrangheta—.

“Los migrantes de Calabria crearon comunidades por todo el mundo y reforzaron las conexiones con la región de Calabria; esta fue la primera base de su red”, afirma Alessia Cerantola, periodista investigativa del Proyecto de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción (Organized Crime and Corruption Reporting Project, OCCRP) y cofundadora del Proyecto de Periodismo Investigativo Italia (Investigative Reporting Project Italy, IRPI).

Estos clanes criminales migrantes no solo se dedicaron a la delincuencia, sino que además crearon empresas legales como fachadas para actividades ilegales y para blanquear dinero. Entre ellas había empresas de exportación, que los italianos utilizaban para enviar cocaína a Europa en diversas cargas y en contenedores, lo cual se convertiría en el principal método de envío de cocaína a Europa.

Esta presencia en Latinoamérica les permitió a los ‘Ndrangheta eliminar los operadores independientes y controlar la cadena de suministro más directamente.

“Tienen a su gente en puestos clave de la cadena de suministro”, dice Cerantola. “No solo en Italia, sino también a nivel internacional, gracias a las personas que ubicaron en roles estratégicos clave en todo el mundo”.

La migración italiana fue clave para la alianza entre los ‘Ndrangheta y Salvatore Mancuso, quien era hijo de un migrante italiano de la región suroccidental de Campania, y había nacido en la ciudad de Montería, en el Caribe colombiano, a donde llegó una buena parte de la diáspora italiana.

Sin embargo, Mancuso no era precisamente el único proveedor de ‘Ndrangheta, pues los operadores de estos últimos en Latinoamérica buscaron activamente otras conexiones, no solo con paramilitares de derecha, sino también con guerrilleros.

Hacia 2006, cuando las AUC estaban llegando al final de su proceso de desmovilización como parte de un acuerdo de paz con el gobierno colombiano, ‘Ndrangheta ya manejaba hasta el 80 por ciento de las importaciones de cocaína en Europa, según un informe encargado por la comisión antimafia de Italia.

La mafia italiana y la migración de la cocaína

En 2008, Salvatore Mancuso fue extraditado a Estados Unidos por haber continuado traficando cocaína después de su desmovilización, junto con otros 13 comandantes paramilitares. Fue un momento decisivo para el tráfico de cocaína, pues la vieja guardia salió de la escena criminal y surgió una nueva generación que ocupó su lugar en el hampa colombiano.

mapa de distribuidores de cocaina

Desde entonces, el comercio europeo de cocaína se ha expandido, tanto geográfica como estratégicamente. Ahora existen más rutas y más actores involucrados que nunca, pero la mafia italiana sigue estando a la vanguardia de esta expansión.

Fuentes policiales y de inteligencia de toda América Latina informan sobre su presencia. En Brasil, que Según Europol es actualmente uno de los principales puntos de envío a Europa, fuentes policiales dicen que descubrieron una alianza entre ‘Ndrangheta y el grupo criminal más poderoso de Brasil, el Primer Comando Capital (Primeiro Comando da Capital – PCC) en 2017. En Costa Rica, fuentes de inteligencia dicen que ‘Ndrangheta es el actor europeo que con mayor frecuencia se encuentra traficando en el país, y en Perú, la policía informa que los italianos están entre los principales financiadores de los cargamentos de cocaína.

Los operadores, muchos de los cuales residen en Latinoamérica, siguen siendo el eje de sus operaciones, y tienen conexiones con proveedores y redes de despacho.

“Los ‘Ndrangheta tienen operadores en estos países, generalmente en Colombia, Venezuela, Brasil, República Dominicana y Costa Rica, y estos operadores tratan de organizar las ventas desde estos países utilizando negocios legales”, explica Maurizio Catino, experto en mafia italiana y autor del libro Mafia Organizations.

“En estos países, existen células logísticas de ‘Ndrangheta para el tráfico de cocaína mediante el movimiento de mercancías para su exportación a Norteamérica y Europa”, agrega Catino.

Una investigación de IRPI y CORRECTIV sobre uno de estos operadores, Nicola Assisi, muestra cómo funcionan.

Según la investigación, Assisi se convirtió en uno de los principales operadores del mundo de la cocaína cuando heredó la agenda de contactos del legendario traficante Pasquale Marando, quien había trabajado junto a Roberto Pannunzi como uno de los pioneros del tráfico de cocaína italianos. Cuando Marando fue asesinado por rivales en 2002, Assisi se hizo cargo de las redes de suministro que aquel había dejado en Latinoamérica.

Las pruebas recabadas por los investigadores indican que Assisi obtiene cocaína de proveedores de Perú, Paraguay y Brasil. Luego contrata al PCC para trasladar la cocaína al puerto de Santos y enviarla a Europa, donde sus clientes de ‘Ndrangheta están a la espera.

Assisi, al igual que Roberto Pannunzi antes que él, es un operador independiente en lugar de ser miembro de uno de los clanes de ‘Ndrangheta. Así prefieren operar la mayor parte de las redes de tráfico porque de esta manera evitan las alertas que podrían levantar los miembros conocidos de la mafia en los lugares donde se originan los envíos, como lo explica Esteban Chavarría, director de la unidad antinarcóticos de la fiscalía de Costa Rica, país donde la mafia italiana tiene actualmente una importante presencia.

“No hacen parte directamente de la mafia en Italia, no han sido arrestados ni investigados, pero conocen el mercado costarricense y llegan a establecer este nexo, un puente entre la mafia y Costa Rica”, afirma Chavarría.

La relación entre Assisi y el PCC es además típica de las redes de tráfico italianas actuales, en las que los operadores contratan grupos criminales locales para manejar las exportaciones. Sin embargo, en algunos casos, los italianos han establecido sus propias empresas para el envío de cargamentos de cocaína.

Uno de estos casos terminó con un asesinato, cuando un traficante italiano que creó una empresa fachada de frutas en Costa Rica fue asesinado a tiros en San José después de que se perdiera un cargamento. Chavarría cree que este no fue un caso aislado.

“Estamos investigando más sobre estas estructuras que han sido creadas por europeos para llevar a cabo este tipo de tráfico”, señala Chavarría.

Se han descubierto operaciones mafiosas italianas en muchos otros países que se han convertido, o están en riesgo de convertirse, en grandes plataformas de exportación de cocaína para abastecer el mercado europeo, como Ecuador, República Dominicana, Surinam, Guyana, Uruguay, Argentina, Bolivia, el Caribe holandés y Chile. Solo ‘Ndrangheta opera en más de 30 países de todo el mundo, según la policía europea.

Sin embargo, estas redes son mucho más que células de tráfico de cocaína. También son grandes manipuladores de flujos financieros ilícitos, que canalizan a través de América Latina y el Caribe. En algunos lugares, han convertido su dinero en poder, promoviendo la corrupción y penetrando en los estados vulnerables.

Uno de los intentos más audaces de cooptar estados en la cadena de suministro hacia Europa ocurrió en la isla caribeña de Curazao.

Después de obtener la independencia de los Países Bajos en 2010, Curazao eligió a Gerrit Schotte como primer ministro. Sin embargo, este primer gobierno independiente fue comprometido por Francesco Corallo, propietario de un casino en la región y, según fiscales italianos, narcotraficante internacional que era miembro importante de la mafia siciliana.

Las investigaciones sobre Schotte revelaron que Corallo sobornó al político curazaleño para obtener acceso a información confidencial del gobierno y para asegurar el nombramiento de sus familiares y aliados en importantes puestos en el Banco Central, la Junta de Juegos y en el gabinete de Schotte. En 2016, Schotte fue declarado culpable de falsificación, soborno público y lavado de dinero.

América Latina y el Caribe también son utilizados como refugio de los mafiosos italianos que huyen de la ley, que necesitan mantener un perfil bajo o que buscan una semijubilación lavando dinero mientras disfrutan del sol.

Una red de estos criminales jubilados fue desarticulada en República Dominicana a principios de este año, cuando Interpol arrestó a ocho fugitivos de Camorra, quienes habían huido de Italia después de haber sido condenados por delitos que iban desde tráfico de cocaína hasta malversación. Los hombres, todos excepto uno de más de 50 años, vivían vidas apacibles supuestamente lavando dinero a través de restaurantes y negocios de turismo.

Los italianos ya no son los únicos criminales europeos que establecen operaciones de suministro hacia el Viejo Continente. Cada vez hay más grupos, sobre todo de los Balcanes, que siguen el camino abierto por los italianos para maximizar los beneficios del comercio de cocaína. Hoy en día, no es raro oír de serbios que adquieren cocaína directamente en Perú, o de albaneses que organizan envíos a través de los puertos de Ecuador.

Sin embargo, la larga experiencia de los italianos en el trasiego de drogas y dinero, sus redes globales y su probada capacidad para innovar y adaptarse garantizarán que se mantengan entre los sindicatos criminales más poderosos e innovadores, planteando graves amenazas para la seguridad, no solo de Europa, sino también de América Latina.