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Este domingo se cumplen 53 años del asesinato de Martin Luther King

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Este domingo se cumplen 53 años del asesinato de Martin Luther King, el célebre pastor y activista estadounidense que dio su vida en su lucha por la igualdad de de derechos para los afroamericanos. El 4 de abril de 1968, el doctor King fue muerto de un disparo en la cabeza cuando se encontraba en el balcón de un motel en Memphis, a donde había viajado para apoyar a basureros locales que estaban en huelga. Su historia de vida y el movimiento no violento contra la discriminación racial que encabezó han sido muy retratados en el cine. Quizás la películas más lograda sea Selma: el poder de un sueño, el drama dirigido por Ava DuVernay que cuenta cómo se gestaron las multitudinarias marchas desde Selma a Montgomery que cambiaron la historia de Estados Unidos para siempre.

La película comienza justo después de que Luther King (interpretado por David Oyelowo) recibe el Premio Nobel de la Paz el 10 de diciembre de 1964 en la Universidad de Oslo (Noruega) por su resistencia no violenta a la discriminación racial y su impulso a la aprobación de la Ley de Derechos Civiles en Estados Unidos. Con 35 años, se convertía así en el galardonado más joven en la historia del premio.

Sin embargo, su lucha estaba recién comenzando. Todavía le quedaba mucho por hacer para alcanzar la igualdad de hombres y mujeres afroamericanos, en particular en lo que respectaba al derecho a voto. El sufragio universal en aquel entonces era un derecho que solo tenían los estadounidenses blancos.

La historia cuenta los esfuerzos que llevó adelante Luther King y sus seguidores para permitir que los afroamericanos pudieran registrarse para votar en las elecciones locales, estatales y federales. Para eso, el activista debió lidiar con la oposición del Gobierno estadounidense, encabezado por el presidente demócrata Lyndon Baines Johnson (Tom Wilkinson), quien pese a comprender las preocupaciones de la comunidad afroamericana y tras la aprobación de la Ley de Derechos Civiles, aún creía que no estaban dadas las condiciones para continuar otorgando más derechos porque, sostenía, tenía otros proyectos importantes primero. Al mismo tiempo, el FBI acusaba a Luther King de comunista y le informaba a Johnson de cada paso que daba el pastor.

A la reticencia de la Casa Blanca se sumaba también la del estado de Alabama y su gobernador, el republicano George Wallace (Tim Roth), que apoyaba el segregacionismo y no tenía ninguna intención de permitir el sufragio universal ni las manifestaciones de los afroamericanos para reclamar el derecho a voto. “Segregación ahora, segregación mañana y segregación por siempre”, fue su promesa al asumir su cargo en enero de 1963.

Pese a los obstáculos que se le iban presentando en el camino, Luther King logró visibilizar la situación de los afroamericanos y consiguió el apoyo necesario para liderar las marchas desde Selma a Montgomery (capital de Alabama) para exigir el derecho a voto. La gota que rebalsó el vaso fue el asesinato del activista Jimmie Lee Jackson a manos de policías que le dispararon durante una manifestación pacífica en Marion. La comunidad afroamericana quedó muy dolida y conmovida tras el incidente y se dispuso a marchar para hacer oír su voz.

Domingo sangriento

Lo acontecido en la marcha desde Selma es una herida que aún no cicatriza en la historia estadounidense. Sin la presencia de Luther King, el 7 de marzo de 1965 alrededor de 600 afroamericanos vestidos con ropa formal se dispusieron a cruzar el puente Edmund Pettus. Sin embargo, en el camino fueron interceptados y brutalmente atacados por las fuerzas de seguridad de Alabama con porras y gases lacrimógenos. Como resultado, decenas de personas debieron ser hospitalizadas.

Luther King se trasladó rápidamente a Selma para organizar una segunda marcha, que tras haber sido transmitida en vivo por televisión a todo el país, llegó a sensibilizar a una gran cantidad de ciudadanos blancos que decidieron unirse al movimiento de protesta. Cuando los manifestantes llegaron nuevamente al puente que dos días antes había sido testigo de la terrible brutalidad policial, el activista lideró al grupo de vuelta a la Iglesia porque entendió que antes de avanzar con la marcha debía asegurarse de conseguir la protección de una corte federal para poder hacerlo.

A la vista de los recientes hechos de violencia, y con la presión de la opinión pública, el presidente Johnson, en un discurso ante la Cámara de Representantes y el Senado, solicitó a ambas cámaras la promulgación de una ley de derecho al voto para los afroamericanos, que meses más tarde sería aprobada.

Con el compromiso de Johnson de proteger a los manifestantes, el 21 de marzo se inició la tercera y última marcha desde Selma a Montgomery. Los marchistas recorrieron 87 kilómetros a lo largo de la Ruta 80 de Estados Unidos, escoltados por miles de miembros de la Guardia Nacional de Alabama, agentes del FBI y alguaciles federales. Cuatro días más tarde, el multitudinario grupo llegó a destino y Luther King se paró en las escalinatas del Capitolio de Alabama para pronunciar un discurso con tintes mesiánicos que representó la culminación de una de las campañas más sangrientas de su movimiento, pero que resultaron claves para obtener el tan anhelado derecho a voto de los afroamericanos.

Selma: el poder de un sueño obtuvo dos nominaciones a los Premios Oscar de 2015, entre ellas a mejor película y mejor canción original, categoría en la que resultó ganadora por Glory, compuesta por John Stephens, Lonnie Lynn y Che Smith, e interpretada por el cantante John Legend y el rapero Common. La película se encuentra disponible para alquilar en la plataforma Amazon Prime Video.

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