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Presidente de la CPEP exhorta a apoyar al presidente Luis Abinader en su firme defensa de la soberanía nacional
Santo Domingo.- Cumpliendo con el decreto 146-21 donde el presidente de la República, Luis Abinader, dispuso la Comisión para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia Efímera, proclamada por el prócer José Núñez de Cáceres en el año 1821, hoy primero de diciembre fue celebrado este acontecimiento histórico, con el depósito de una ofrenda floral, en el Panteón de la Patria.
El acto patriótico inició a las 9:30 de la mañana con una parada solemne en la escalinata del Panteón de la Patria, luego se interpretó el Himno Nacional, y se depositaron las ofrendas florales, al compás con el toque de ofrenda, por parte del Ministerio de Defensa.
Juan Pablo Uribe, presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, al ofrecer su discurso de rigor destacó que lo que se ha dado por nombrar en la historiografía dominicana como la Independencia Efímera, por la brevedad de su existencia, 1 de diciembre de 1821 hasta el 9 de febrero de 1822, no fue un capricho político, ni una irrupción personalista del intelectual y patriota José Núñez de Cáceres. Fue la expresión de un proceso ideológico, político, ontológico de decantación identitaria.
El filósofo y comunicador dijo que, el sentimiento comunal de pertenencia a una tierra con características propias abonaba en ella la semilla de la dominicanidad. Agregó: “El imaginario colectivo que bosquejaba una morada con las peculiaridades de los habitantes de antaño se alimentó de ideas, sueños y voces hablando con coherencia ascendente de dominicanidad. La intuición societaria cultivada a golpe de expoliaciones, desventuras, desamparos, agresiones e indiferencia insinuaba el sendero autónomo de “algo” esperanzador en la dominicanidad. Así lo entendió el dominicanista José Núñez de Cáceres, cuando dice en un escrito: “La patria es una madre tierna y afectuosa, que abriga en su seno a todos los que protegen su causa…”
Uribe prosiguió explicando que el prócer ilustrado y con él los partícipes de un movimiento de autopercepción y autocomprensión nacional encaminaron a esta media isla, hoy República Dominicana, a la independencia del imperio español, emergiendo una dominicanidad procesual que exhibe en vía contraria los maltratos y aberraciones antro políticas y geopolíticas coloniales: 1605-1606, las devastaciones de Osorio, 1697 Paz de Ryswick, 1776 Tratado de San Miguel de la Atalaya, 1777 Tratado de Aranjuez, 1795 Tratado de Basilea. Dominicanidad que procura ir más allá de lo óntico para institucionalizare como arquitectura política nacional estatal.
Durante su alocución, fue enérgico al afirmar que la memoria histórica de esta fecha trascendente, en el aciago calendario de la dominicanidad, no puede quedarse en el recinto restringido de lo académico, sino proyectarse en el interés cívico general, tomando en cuenta una coyuntura nacional especial y compleja cargada de desafíos y acechanzas insulares y globales sobre la dominicanidad.
Concluyó diciendo que por eso, estos 200 años de la proclamación de la Independencia del 1 de diciembre de 1821, deben servir para fortalecer los intereses supremos de la República, cerrando filas alrededor de la dignidad y verticalidad del máximo representante de la nación, presidente Luis Abinader, en su defensa intransigente de la soberanía, la autodeterminación, la integridad territorial y la convivencia social e identitaria en desarrollo de la patria y el pueblo dominicano.