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OPINONES

Innegociable. Por César Duvernay

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Según el refranero popular, no es lo mismo llamar al diablo que ver cuando llega. Aforismo que explica el cambio de actitud asumida por el líder pandillero haitiano Jimmy Cherizier, alias Barbecue, quien pidió un diálogo con el gobierno y ahora dice estar dispuesto a permitir que ese país sea pacificado.

Su “rectificación” se produce justo cuando en el día de hoy se despliega un contingente de policías kenianos como parte de una misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para combatir la violencia de los pandilleros.

Sin embargo, ni el gobierno haitiano ni la misión de Kenia deben considerar negociar con estos grupos. Barbecue tiene un largo historial de actividades criminales por lo que pactar con él y su corporación facinerosa sería legitimar y premiar sus acciones, lo que sentaría un peligroso precedente.

Pero además, la repentina disposición al diálogo tras años de oposición rabiosa a cualquier intervención internacional, sugiere una estrategia de supervivencia más que una verdadera intención de cambio lo que elimina fiabilidad y confianza.

Cualquier forma de diálogo o de negociación con estos grupos solo serviría para perpetuar la inseguridad y el desorden. La prioridad debe ser la desarticulación, desarme y neutralización de estas bandas, asegurando que Haití pueda avanzar hacia un futuro de paz y estabilidad.

La misión multinacional liderada por Kenia y respaldada por la ONU representa un esfuerzo significativo de la comunidad internacional para restaurar la tranquilidad y la seguridad en Haití. Algo que no puede ser debilitado mediante convenios con los mismos elementos que han contribuido a la crisis de horror y muerte en esa atribulada nación.

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