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Joven periodista narra cómo enfrenta el desafío del cáncer colorrectal; abandonada a su suerte por el sistema laboral

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“Desde que tengo uso de razón, mi vida ha sido un constante desafío. Perdí a mi madre cuando apenas tenía un año y tres meses, tras fallecer a causa de un edema pulmonar y nunca he conocido a mi padre”, así empieza Leticia Morey, una joven periodista dominicana, de 33 años, su historia de vida, la que asegura no es sólo un testimonio de dolor y lucha, sino también de resiliencia.

Hoy está concentrada en enfrentar un nuevo desafío, un diagnóstico de adenocarcinoma colorrectal, el tipo de cáncer más común en el recto y el colon, que comienza en las células que forman las glándulas que produce el moco para lubricar su interior.

Explica a LISTÍN DIARIO que todo comenzó hace un año cuando empezó con síntomas que primero le hicieron sospechar de un embarazo, pero que luego le llevaron a visitar más de cinco médicos y a agotar la cobertura del seguro de salud, en análisis y estudios de imágenes.

Además de tener que tomar licencia médica en el Instituto Postal Dominicano (Inposdom), donde pese a su condición, asegura, no recibe pago de salario desde octubre pasado, y se encuentra en una especie de “limbo laboral”.null

Dice que esa institución, donde labora desde hace un año y nueve meses, tampoco le ha notificado que fue desvinculada, de lo que se dio cuenta, porque a través de una amiga pudo revisar su estatus en la Tesorería de la Seguridad Social (TSS), enterándose que el último pago como colaboradora de esa institución fue reportado en septiembre pasado.

Los síntomas

“Me sentía cansada, agotada, con mucho sueño, un dolor de estómago constante, mucho estreñimiento, con sangre en las evacuaciones, me sentía llena todo el tiempo, no podía comer y me detectaron una anemia severa”, explica Morey sobre las primeras manifestaciones de la enfermedad.

Luego de recorrer en el país diferentes médicos entre gastroenterólogos, hematólogos y oncólogos, donde todos la sometían a estudios y le daban diagnósticos distintos, tras el último estudio endoscópico y de biopsia, fue el último de los especialistas que la vio quien le advirtió de la presencia de una masa que podría ser maligna y recomendó otro estudio más profundo para dar un diagnóstico correcto.

Ante esa realidad, su esposo, quien es europeo, decidió llevarla a Italia, donde le hicieron el diagnóstico de adenocarcinoma colorrectal y actualmente recibe tratamiento, con un buen pronóstico, ya que se descartó metástasis en cualquier otro órgano.

No conoce a su padre

“Nunca conocí a mi padre, y mi tía (hermana de madre), quien es la única que sabe quién me engendró, nunca me dijo quién es él. Sin embargo, Dios puso en mi camino a mi otra tía, la doctora Indira Devers, quien asumió mi crianza. Ella me brindó alimento, educación, valores y el amor que necesitaba para crecer bajo su protección”, narra Leticia sobre su historia de vida.

Agrega que al terminar el bachillerato, tenía el deseo de continuar sus estudios, pero las circunstancias económicas no le favorecían, pero que en su constante trayecto desde la comunidad de Consuelo, en San Pedro de Macorís, a Santo Domingo en busca de oportunidades, conoció personas valiosas que no solo la ayudaron a entrar a la universidad, sino a trabajar y darle un lugar donde vivir, como es el caso de su amiga Jenny Santana, a quien conoció mientras trabajaba en el hospital Darío Contreras.

Cambió su vida

«Es doloroso ver cómo ese sistema puede dar la espalda en momentos críticos”, lamenta Leticia.EXTERNA

«Con esfuerzo y sacrificio, logré hacerme profesional», agrega. Trabajó como pasante en el grupo SIN, laboró en Telenoticias, Bellas Artes y Rehabilitación, trayectoria que define como un camino lleno de aprendizajes y obstáculos, pero convencida de que cada paso valió la pena.

“Cuando pensaba que había alcanzado la estabilidad al lado de mi esposo y mi familia, llegó una prueba que cambiaría mi vida para siempre. Los malestares que sentía, resultaron ser algo grave. Tras múltiples estudios médicos, fui diagnosticada con adenocarcinoma de recto y colon. Desde entonces, mi vida no ha sido la misma”, dice.

Resiliencia

Señala que ha enfrentado esa batalla con el apoyo incondicional de su esposo, su tía Indira y su amiga Jenny, quienes han sido su sostén emocional y físico.

“Sin embargo, esta lucha no ha sido fácil, especialmente al enfrentar un sistema al cual dediqué tanto de mi vida profesional y del cual ahora necesito ayuda. Es doloroso ver cómo ese sistema puede dar la espalda en momentos críticos”, lamenta Leticia.

Dice que su historia no es sólo un testimonio de dolor y lucha, sino también de resiliencia, fe y amor. “No busco que me den lo que no merezco, sino justicia, para que esta experiencia no se repita en la vida de otros. Hoy, sigo luchando, convencida de que mi historia puede inspirar cambios, para que quienes vienen detrás encuentren un sistema más humano y justo”, agrega.

En Italia, explicó, le repitieron todos los estudios que le habían hecho en República Dominicana, y allá se concretiza el diagnóstico del que se sospechaba en el país.

En tratamiento

La comunicadora está recibiendo un tratamiento que se le aplica semanalmente mediante un dispositivo que tiene colocado. Por el momento le dicen que no requiere cirugía. Su tratamiento durará seis meses, luego le harán un estudio de genética y dependiendo los resultados, se procederá de acuerdo al protocolo médico.

Leticia, quien fue alumna de la autora de este escrito en el Diplomado de Comunicación en Salud impartido por el Círculo de Periodistas de la Salud (Cipesa) y el Instituto de Formación Técnico Profesional (Infotep), está positiva frente a los resultados del tratamiento y aún mantiene despierto el interés de algún día saber quién es su padre, sobre todo para preguntarle si supo del embarazo de su madre y saber si está vivo o muerto.

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