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[Opinión]El PRM rumbo al 2028 | Eduardo Sanz Lovatón

Entre las cosas por las que Luis Abinader pasará a la historia está el haber puesto fin a la tradición caudillista de nuestra política. Con la reforma constitucional, que no solo prohíbe la reelección consecutiva, sino que crea la súper mayoría, para que se pueda aprobar una reforma a esa regla de dos periodos y nunca más, queda atrás la longevidad de los liderazgos que competían siempre por la presidencia e impedían desarrollo de sus relevos.
Un efecto inmediato de esta firmeza con la que Luis ha apostado por la alternancia en el poder es que al partido de gobierno le han marginado su principal activo en las competencias electorales futuras. Eso ha generado un debate que muchos consideran extemporáneo, yo entre ellos, sobre quién representará al PRM en las elecciones del 2028. Como fundador del partido y como su Secretario de Finanzas me permito algunas ideas sobre el futuro de nuestro partido y el legado de Luis Abinader. La primera es que lo importante no es quien, sino cómo y porqué. Luis Abinader encabeza una gestión de gobierno que no entra todavía en su primer año. La misma tiene grandes logros económicos, sociales y en materia de seguridad. Negarlos sería necedad partidista. Somos ejemplo en nuestro resurgir económico post pandemia. Así lo ven las calificadoras de riesgos internacionales y los inversionistas extranjeros. Así lo demuestran nuestras recaudaciones. Así lo explican nuestros índices de lucha contra la pobreza. Así lo explican nuestras exportaciones. También nuestro turismo, que tiene en el nuevo destino construido en Pedernales como el mejor ejemplo de visión de futuro. Al mismo tiempo tenemos grandes retos. El vía crucis de Haití nos amenaza constantemente y nos reta en formas nuevas todos los días. Las transformaciones que se viven en el modo de las comunicaciones llevan un constante debate a la palestra donde enfrentamos la posibilidad de que lo negativo nos arrope. Como lo viral es siempre más negativo, los gobiernos en esta época, al margen de sus logros, están casi siempre a la defensiva, salvo que tengan ribetes autoritarios que Luis no concibe y menos permite. Lo fácil y lo correcto, casi siempre transitan por carriles distintos.
Esta realidad de los logros del gobierno versus las tempestades propias de las nuevas formas de comunicarnos, encuentran a la democracia dominicana con un gran vacío; los partidos de oposición todavía no se recomponen ni se renuevan. Uno de esos partidos todavía no saca liderazgo nuevo y el otro revive un liderazgo muy penetrante pero de los años 90 y no del país, transformado desde lo tecnológicos y lo generacional, que va ya casi rumbo a los 2030. Ese vacío es peligroso, pues dicen los expertos que el poder no permite vacíos, porque de haberlo, pueden generarse opciones al margen de la estructuración normal de las democracias representativas; los partidos. No nos confundamos; quien esto escribe ha participado en la fundación de dos partidos por los errores y falencias de estos mismos. No creo que los partidos son inherentemente buenos, pero creo que son necesarios, pues en ellos se ensayan liderazgos, se aprende a buscar consenso y se construyen situaciones que enseñan el arte de gobernar. El PRM, como actual líder de la democracia dominicana y rumbo a su futuro inmediato, tiene que pensar no solo en sí mismo sino en la democracia dominicana.
Debemos entender que ganar tres elecciones seguidas es difícil. Debemos entender que lo más importante, quizás lo único importante es defender la obra y la visión de Luis: la de un país que se supera a sí mismo en lo económico, en lo social y en lo cívico. No hablo de defenderla en los medios ni en las redes. No me refiero a una defensa retórica. Hay que hacerlo haciendo. Con hechos. Con servicios. Con entrega. Abriéndole las puertas a la gente. Escuchando y cumpliendo. En cada elección democrática, las sociedades buscan esperanza e ilusión de un futuro mejor. Nosotros en el PRM debemos hacerlo presentando, llegado el momento, una visión-país clara para las próximas décadas. Sin embargo, la credibilidad de esa visión será directamente proporcional a cómo la sociedad perciba estos ocho años que ya nos han confiado.
Conservo el privilegio de haber acompañado a Luis desde temprano en esta gesta. Honrado de su confianza en estos años de gobierno. Habiendo sido testigo de sus grandes esfuerzos por nuestro país y por nuestro partido. Luis Abinader nos da una elección de perseverancia, de humildad y de visión. Su convicción en que el cambio era posible, finalmente lo hizo posible.
Antes de pensar en ganar otra vez, debemos comprometernos primero con gobernar bien. Segundo, en generar los consensos que sean necesarios para lograr unificar todas nuestras iniciativas, para que todos juntos podamos presentar credenciales al país en base a resultados concretos. Como partido, necesitaremos madurez, experiencia, coraje y sobre todo humildad, eso que también llaman inteligencia emocional.
Algunos creen que los fantasmas de nuestra historia, de aquel PRD del pasado, nos persiguen. Estoy seguro que esos están equivocados. Lo sé porque conozco el liderazgo de Luis, que será árbitro justo. Lo sé porque viví de primera mano las vicisitudes para lograr el poder en el 2020 y los acuerdos que se celebraron para fortalecernos. Lo sé porque conozco bien a los actores interesados, y sé que les preocupa más el bienestar colectivo que sus propios intereses. En el PRM del 2028 seguiremos creciendo con un liderazgo demostrado. Vamos a ser cada vez mejores. Vamos a seguir sirviendo a este país. Vamos a seguir escuchando todo lo que este pueblo tiene que decirnos. ¡Vamos!