NACIONALES
Terremoto 7 de Mayo de 1842 : Recuentos de Nuestra Historia
Nosotros los Quisqueyanos existimos, si no hemos emigrado y permanecido “ausentes”, en un país donde ha temblado y seguirá temblando la tierra. Recordemos aquel sismo, por ejemplo, que destruyo a Santiago de los Caballeros en su segundo “fundo” no lejano del río Jacagua: 2 de Dic. de 1562.
Hay toda una secuencia terremotica desde aquel sismo de 1562 y el extenso lapso que ha traído el presente. Nos referimos a que no ha dejado de temblar la tierra desde entonces.
El siete de Mayo de 1842 es uno de esos ejemplos terribles. En aquella fecha uno de los más violentos terremotos sacudió nuestra tierra. Santiago de los Caballeros fue destruida, perdiendo sus edificios de arquitectura colonial.
Según historiadores, una quinta parte de sus vecinos perecieron, aunque haya quienes señalen exagerado tal computo.
La antigua Iglesia P. Mayor de Santiago, consagrada que estuvo a Ntra. Señora del Carmen, en cuyo sacro recinto murieron todas las niñas del colegio para tales, menos una que accidentalmente había salido de esa iglesia.
El cura, Pbro. Solano, pidió a los sobrevivientes del sismo que lo siguieran. Y hubo quien acusara de que este conmino ” quien no obedezca recibirá castigo divino”, acusación de la cual fue exonerado mas tarde. La procesión de gente aterrada – el terremoto duro unos noventa segundos – se detuvo en la Hoya del Caimito donde depositaron el Santísimo Sacramento.
Era el mes de los grandes aguaceros, Mayo. Y en ese Mayo diluvio. Mientras continuaba esporádicamente temblando la tierra ( por meses ) todo era un lodazal. La población rural saqueo lo que el terremoto había respetado.
Hay que imaginar las penurias del pueblo santiagues de esos entonces.
Y lo acerado de su estirpe para la sobrevivencia.
Ese terremoto del 7 de Mayo de 1842 ” despertó ” la conciencia criolla respecto al yugo haitiano. Cada hecambe de la clase del terremoto violentisimo deja un sentimiento de “castigo divino” y un sentimiento de culpas. La dominación haitiana cumplía ya 20 años….
El terremoto del 7 de Mayo ” como tradicionalmente se le conocía, dejo moldeadas muchas costumbres. Ante todo el natural pánico que era fobia al sismo. Atávicamente hubo la costumbre de arrinconar mecedoras, sillas y afines antes de irse a dormir… para no tropezar en caso de… “ni se atrevían a nombrarlo, y hasta había el “tiriquito”.
Cada 7 de Mayo, hasta entrada la era de Trujillo, los periódicos evocaban el tremendo terremoto.
En Japón, ubicadas sus ínsulas en área terremotica, se nota la cuasi ausencia de muebles. En las escuelas el pupitre ha sido diseñado para resistir caída del techo y la maestra adiestra, con señal convenida, para que el niño “se meta debajo del pupitre”. Hay infinidad de muestras de como un pueblo acusa reflejos defensivos y prepara, a conciencia terremotica, para en caso del gran temblor.
Aquí, en “la tierra de lo que no mata engorda…. existimos como si no hubiera se mecido el suelo nunca!
Nuestra isla esta ubicada en el borde Norte de la placa tectónica del Caribe, no lejos de la falla geológica de la Fosa del Milwakee, donde tienen origen la mayoría de los grandes sismos que han sacudido estos lares.
Recordemos que nuestra isla, junto con todo el complejo geológico de la placa del Caribe, antes citada, se mueve ” rozando” con la placa tectónica del Atlántico. De ahí, cuando haya acumulada la suficiente energía viene el cataplún! devastador.
Existen, aquí, además, fallas mediterráneas capaces asimismo de originar sismos. Don Ricardo Ramírez, sabio profesor dominicano nativo de Santiago de los Caballeros, señalaba – entre esas fallas no marinas- la que bordea la falda de la Cordillera Septentrional o de Monte Cristy ” que nos pasa frente a frente a los santiagueros”.
Últimamente, el sistema de sismógrafos colocados en R.D. ha registrado una cantidad de microsismos considerables como, en cierta manera, anormal.
En esta área norteña, por ejemplo. Es pena que sera mas lamentable si ocurriera otro terremoto, como se esta “diseñando” y construyendo, a veces, en nuestro país. Los balcones voladizos, construcciones a la bartola, etc.
La permisión de enormes letreros que emergen amenazadoramente casi hasta la acera de en frente.
Preparado por: Roman Franco Fondeur (1920-1989)
Miembro de la Real Academia Dominicana de la Historia
Director Archivo Histórico de Santiago (1958-1989)
Foto: Es una ilustración al artículo que no necesariamente corresponde con el hecho que se narra