OPINONES
La divulgación y la colaboración interinstitucional: dos pilares de la ciencia del futuro
Recientemente he tenido la ocasión y fortuna de visitar la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) e impartir una conferencia magistral sobre COVID19 larga o persistente, una enfermedad que se traduce en síntomas y signos clínicos persistentes durante meses o incluso años, y que afectan a millones de personas en todo el mundo. Estoy profundamente agradecido por la invitación oficial del Parlacen y de la Universidad, pero en especial por el trato y calidez de los profesionales que los representan: parlamentarios, profesores, estudiantes, vicedecana y decano respectivamente, que me han hecho reflexionar sobre la relevancia que tenemos los científicos e investigadores en tejer puentes de colaboración y comunicación con colegas de profesión.
Permítanme describirles mi contexto de visita. El pasado martes 8 de noviembre de 2022 conversé sobre los estragos de la pandemia en el Salón de conferencias Guarocuya Batista del Villar (aula 100) de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Un salón que está dedicada al antiguo rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Ante la presencia de 300 personas ansiosas de conocimiento (200 más desafortunadamente quedaron fuera sin poder asistir por limitaciones de espacio), en su mayoría profesores y estudiantes de medicina del último año, y bajo la mirada del hermoso mural del reconocido pintor español José Vela Zanetti, recordé la importancia que tiene la divulgación científica, la relevancia que juega la colaboración interinstitucional, estrechar lazos entre colegas de profesión y unir puentes y lazos afectivos para promover proyectos conjuntos y transversales.
El mural de Zanetti me hizo recordar un tiempo en el que la persecución y condena por parte de la inquisición contra los hombres de ciencias era una realidad. Me reafirmo en mi convicción de que el progreso de la ciencia, la medicina moderna y los medicamentos y vacunas ha permitido a la humanidad hacer frente a muchos de los desafíos médicos actuales. Un tiempo en el que científicas y científicos de prestigio dieron sus vidas para permitir el avance de la ciencia, expandir tratamientos revolucionarios, y favorecer alianzas y progreso de las civilizaciones. El mundo globalizado que vivimos hoy en día no debe ser un pretexto para no seguir germinado y alentando esa importante lección histórica.
Hoy más que nunca, la difusión y divulgación científica, la comunicación y colaboración interinstitucional, el avance en proyectos comunes, la creación y refuerzo de alianzas entre personas, instituciones y universidades en aras de una optima formación de las nuevas generaciones de profesionales deben ser nuestros principales retos. Un ejemplo evidente de colaboración lo hemos vivido durante la actual pandemia de la COVID19. A lo largo de estos más de dos años, nos hemos enfrentado a uno de los peores desafíos sanitarios, sociales, económicos e incluso emocionales del último siglo. Asimismo, la humanidad ha sido testigo del más rápido, completo y ambicioso programa de vacunación global, un hecho histórico sin precedentes en el que por primera vez, se logró administrar en seres humanos, una vacuna con una tecnología revolucionaria, ensayada y aprobada regulatoriamente el mismo año en el que se identificaba y genotipaba un nuevo patógeno disruptor: el virus SARSCoV2. Un reto imposible si no se hubieran optimizado al máximo investigación, desarrollo, implementación y comunicación científica. Y aun así, el proceso ha dejado muchos aspectos mejorables.
Debo confesar que la Universidad Autónoma de Santo Domingo y en especial los profesores y alumnado, junto a las iniciativas que promueve el Parcalen, para conectar profesionales y profesores con el entorno universitario son dignas de elogio. Mi espíritu constructivo y focalizado en crear redes de trabajo pronto detecta los entornos hostiles y los favorables, la frialdad o calidez de sus dirigentes y las oportunidades que pueden derivar en una mejor ciencia para todas y todos. Durante mi visita fugaz, pude detectar todas las gratas opciones y oportunidades que permite un microambiente como el de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Estos argumentos me hacen reflexionar y concluir un conjunto de aseveraciones:
1) Potenciar mi colaboración con la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Una universidad, no olvidemos, considerada como la heredera del Studium Generale del Convento de los Dominicos de 1518, y de la Universidad Santo Tomás de Aquino que fue creado mediante la bula papal In Apostolatus Culmine el 28 de octubre de 1538.
2) Proponer iniciativas y proyectos de investyigación que redunden en una mejora del conocimiento y calidad del vida.
3) Acciones de difusión y divulgación científicas conjuntas. No en vano, la divulgación científica es el conjunto de actividades que interpretan y convierten en accesible el conocimiento científico para toda la sociedad. Pone su mirada no sólo sobre los descubrimientos científicos más punteros, sino en las teorías científicas o diversos campos del conocimiento, que pueden resultar útiles para los ciudadanos a la hora de tomar decisiones sobre un tema complejo relacionado con la ciencia. Este trabajo requiere de aprendizaje y preparación ya que un científico puede tener muchos conocimientos, pero no saber comunicar; y lo mismo le ocurre a un comunicador, puede saber comunicar, pero le falta el conocimiento científico. Acciones que a mi juicio son claves para la nueva generación de profesionales, doctores, profesores y científicos del futuro.
Gorka Orive
Profesor titular de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).. Vitoria-Gasteiz
Científico CIBER-BBN
Profesor e Investigador del Instituto Universitario UIRMI.
Investigador adjunto del Singapore Eye Research Institute.