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La rapidez de salida vacuna Coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19)

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Por Leo Herasme

Es muy cierto que la creación de una vacuna efectiva es un proceso complejo que inicia cuando que enfermedad investigar para tal vacuna y concluye varios años después de que la primera persona reciba la primera dosis, a veces hasta 10 años.

Una catastrófica, en todo el sentido de la palabra catástrofe, ha sacudido de nuevo a la especie humana, está vez con un mundo global e jnterconectado, una viral pandemia y en menos de 10 meses la ciencia nos ha provisto de varias vacunas efectivas y seguras disponibles a gran escala.

Pero hasta científicos desconocen los procesos y etapas por las que pasaron los grandes laboratorios para alcanzar las vacunas contra el Coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19), lo primero que se consiguió, a diferencia de otras investigaciones fue el mayor conocimiento científico disponible más fondos ilimitados de todas las fuentes, incluyendo Gobiernos, inversionistas para todos los ensayos clínicos, sin absolutas restricciones financieras desde la Norteamericana Moderna, la reconocida y muy confiable Pfizer, las Rusa Sputnik V, las Chinas privadas CanSino, Sinovac compañía cotizada en NASDAQ y la Estatal Sinopharm, de la Comisión estatal para la Supervisión y Administración de los Activos del Estado.

En resumen fase I, fase II y fase III (Fases investigación y desarrollo), son las etapas para las vacunas, pero gracias al extenso conocimiento que se tenia de la proteína SPIKE para este virus por las anteriores investigaciones epidemias del MERS 2003 y SARS 2011, la fase de investigación se pudo acortar de años a tan solo unos meses y validadas en paralelo a las otras fases, sin olvidar señalar a la bioquímica húngara Katalin Karikó, quien pasó 40 años trabajando en la sombra y desarrollando avances claves para Moderna y BioNTech, la madre de la vacuna contra la Covid19 le llaman algunos.

Para las evaluaciones mandatorias hechas y certificadas por terceros, como la Organización Médica Mundial, vigilante de la Declaración de HELSINKI para los Principios Éticos pera las Investigaciones Médicas en Seres humanos, la Organización Mundial de la Salud y otras más, se utilizó el Placebo, párrafo 33 del acuerdo HELSINKI en lo ‘Posibles beneficios, riesgos, costos y eficacia de toda intervención nueva deben ser evaluados mediante su comparación con las mejores intervenciones probadas, excepto en las siguientes circunstancias: Cuando no existe una intervención probada, el uso de un placebo, o ninguna intervención, es aceptable’.

Si un paciente a quien se le aplicó placebo vs vacunas reales, presenta mejoría o inmunidad, las evaluaciones médicas son rechazada, los pacientes voluntarios desconocen qué se les aplicó.

En otras palabras y según la muy experimentada biologa Andrea Martos, de la Universidad de Oxford de Inglaterra, “cuando se ensaya la eficacia de un fármaco o una vacuna, el objetivo es asegurarse de que la mejoría se produce por el efecto de tal fármaco y tal vacuna y no por causas externas, en el caso específico de una vacuna, se trata de averiguar si aquellos participantes en el ensayo clínico que reciben la vacuna no se contagian de la enfermedad gracias a la vacuna en si misma y no a que, por nuestros propios sesgos, tengamos más cuidado de no contagiarnos o similares”. “Aquellos organizaciones que monitorizan el ensayo clínico sí conocen la asignación de los distintos individuos y pueden por tanto sacar conclusiones sobre el efecto protector de la vacuna”, específica.

De ahí que las rigurosas estadísticas que requieren las vacunas para su aprobación y certificación, nada ha cambiado en el desarrollo de estas vacunas con respecto a otras anteriores, “como sucede normalmente, se ha realizado con grupos placebo y grupos “vacuna” siguiendo el diseño “ciego” para evitar correlaciones espurias”, dice Martos.

Andrea Martos, es bioquímica e ingeniera especializada en diseño farmacéutico, ha realizado su investigación doctoral en la Universidad de Cambridge (Reino Unido), centrada en la ingeniería de anticuerpos aplicada a las enfermedades tropicales desatendidas. Es miembro de Celera, autora de ‘Volver a hacer fiestas’ y Premio Nacional de Ensayo Científico Campus de Excelencia CSIC+UAM.

Las vacunas contra el Covid-19 nos ha llegado con tal celeridad que hasta personas del universo médico se han sorprendido, el tiempo promedio de la producción efectiva de una vacuna, va de 2 hasta diez años.

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