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Menor haitiano : «Me han devuelto 7 veces a Haití y he regresado»
José emigró de Haití a República Dominicana con 8 años, solo.
“Los devolverán a Haití pero seguro no tardan en regresar. Se subirán a escondidas a una patana (camión) o caminarán durante dos días enteros, sin comer, y volverán”.
José, un muchacho haitiano de 15 años, no duda de lo que el futuro les depara a tres compañeros que unos agentes de Migración se acaban de llevar de un semáforo contiguo en el que limpiaban vidrios de carros.
Y es que esa es también la historia de su vida, y la de los otros cinco jóvenes con los que pasa la tarde en Boca Chica, un municipio costero de República Dominicana, el país con el que Haití comparte isla -La Española- y una relación tensa.
Mientras mordisquea una galleta en el patio de Caminante, una organización de apoyo a la infancia, José cuenta en criollo (creol) que la primera vez que cruzó la frontera tenía 8 años.
Lo hizo solo, por uno de los principales pasos terrestres, el de Malpaso a Jimaní, aprovechando que era día de mercado y había mucha gente, y no paró hasta recorrer los casi 300 kilómetros que separan esa zona limítrofe del litoral oriental dominicano.
“Siete veces me devolvieron a Haití desde entonces, siempre por puntos distintos por los que salí”. Y las siete regresó.
Así lo hicieron también Isael, David Alexander, Ale y Maiki -los menores que están sentados a su lado y que, como él, migraron sin padres u otros familiares a los 5, 6, 7 y 10 años-, cada vez que los expulsaron del país.
“Es que puede que aquí coman de lo que la gente les quiera dar y duerman en la calle, en un tejado o alquilen un cuarto con lo que ganan en el semáforo, pero allí el problema cada vez se está agudizando más, no hay control, no hay nada”, dice Denise Pichardo, directora de esta organización que arrancó como proyecto ambulatorio en 1995 y quien nos hace por momentos de intérprete.
El país más pobre del hemisferio no tiene presidente desde el asesinato en julio de 2021 de Jovenel Moïse. Su territorio está controlado por bandas armadas que cercan la capital, Puerto Príncipe, bloquean las principales carreteras y controlan el acceso al agua, los alimentos, la atención sanitaria y otros servicios.
Para estos menores, Haití simplemente no es una opción.