Salud
Un antibiótico contra la neumonía aumenta la mortalidad de los pacientes
La resistencia a los antibióticos es una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS). Puede afectar a cualquier persona y es un fenómeno natural, aunque el uso indebido de estos medicamentos en humanos y animales está acelerando el proceso.
Esta resistencia se produce cuando las bacterias mutan en respuesta a los antibióticos, utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. Así, la pérdida de eficacia de estos fármacos dificulta el tratamiento de cada vez más enfermedades infecciosas comunes, con lo que se prolongan las estancias hospitalarias y aumentan los costes médicos y la mortalidad.
Se calcula que alrededor de 35.000 personas mueren al año en Europa a consecuencia de infecciones resistentes, de las cuales 4.000 en España, y los profesionales de la salud se afanan en la búsqueda de alternativas. El desarrollo de nuevos medicamentos es la vía más eficaz, pero en ocasiones también se han recuperado antiguos fármacos ante la pérdida de eficacia de antibióticos actuales. Y los resultados no son siempre positivos.
Investigadores del hospital del Mar, en Barcelona, han demostrado que aumentar la dosis de colistina –un antibiótico que empezó a utilizarse en los años cincuenta y había quedado en desuso- para tratar la neumonía provocada por una determinada bacteria (Pseudomonas aeruginosa) resistente a los medicamentos no solo no es útil para tratar la infección sino que puede ocasionar un incremento de la mortalidad entre los pacientes.
Los profesionales empezaron a detectar la presencia de esta bacteria multirresistente en el hospital sobre el año 2005 y tuvieron que recurrir al viejo antibiótico, que había dejado de administrarse por sus contraindicaciones y perjuicios, ante la falta de respuesta de otros medicamentos. Durante ocho años (2010-2018) estudiaron los efectos del revival.
La conclusión, publicada ahora en la revista Microbiology Spectrum, es que en dosis altas la colistina puede ser tóxica para los riñones. “Hemos visto que, aunque no provocara toxicidad, con niveles altos de colistina no solucionamos nada”, explica Lluïsa Sorlí, investigadora principal del estudio.
El trabajo ha permitido ajustar las dosis del antibiótico para mejorar la seguridad de los pacientes, lo que ha implicado un cambio de la administración. Se ha abandonado la vía intravenosa a favor de la nebulización, de manera que se consigue una mejor concentración del fármaco en los pulmones, donde reside la infección, sin pasar por la sangre, evitando así afectar los riñones.
Según Sorlí, en nuestro entorno ahora existen más opciones terapéuticas para tratar la infección ocasionada por Pseudomonas aureginosa, que representa el 36% de los casos de neumonía asociada a la necesidad de ventilación mecánica en España, Italia y Grecia. “Pero en otras partes del mundo y en lugares con altas tasas de resistencia sigue utilizándose la colistina como alternativa”.
Los mapas de incidencia de los microorganismos multirresistentes en el sur de Europa son alarmantes, alerta la doctora, y aunque se localizan principalmente en el interior de los hospitales, y más concretamente en los servicios donde se atienden los casos más graves, cada vez se detecta mayor presencia en la comunidad.