POLÍTICA
Abel: Durante años, los dominicanos hemos sido testigos de la hipocresía más descarada disfrazada de civismo.
Durante años, los dominicanos hemos sido testigos de la hipocresía más descarada disfrazada de civismo. Movimientos como Participación Ciudadana y la Marcha Verde vendieron la idea de que eran los guardianes de la moral, los defensores de la transparencia y los abanderados de la lucha contra la corrupción. Se presentaron como “imparciales”, como una sociedad civil “pura”, como los únicos que podían salvar a la nación del mal que supuestamente la carcomía. Pero, al final del día, no eran más que un instrumento político y de manipulación, movido por intereses oscuros y, lo peor de todo, financiado por dinero extranjero.
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El pueblo dominicano, en su buena fe, creyó en ellos. Miles de personas salieron a las calles convencidas de que marchaban por una causa noble. Pero el tiempo ha demostrado que todo fue un gran engaño. No eran más que un grupo de oportunistas disfrazados de redentores, con un objetivo claro: destruir políticamente al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y moldear el escenario político a conveniencia de ciertos sectores.
¿QUIÉN FINANCIABA A ESTOS SUPUESTOS DEFENSORES DE LA TRANSPARENCIA?
Uno de los puntos más escandalosos de toda esta trama es que, Participación Ciudadana ha recibido financiamiento de organismos internacionales como, la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). ¿Por qué una agencia extranjera invierte dinero en un “movimiento ciudadano” en República Dominicana? ¿Desde cuándo una potencia extranjera se interesa en nuestra transparencia sin esperar algo a cambio? La respuesta es obvia: era una operación política disfrazada de lucha social.
Estos grupos no representaban al pueblo, sino, a intereses internacionales que buscaban desestabilizar el país para luego ejercer influencia en su destino. Y lo lograron. Manipularon la narrativa, empujaron un discurso de odio y convirtieron la corrupción en un arma de guerra política.
Pero hoy, cuando el país se enfrenta a graves problemas, cuando la delincuencia está fuera de control, cuando la economía se resiente y cuando la corrupción sigue viva en distintos sectores, ¿dónde están estos “luchadores sociales”?
LOS GRANDES SILENCIOS DE LOS SUPUESTOS “JUSTICIEROS”
Desde que lograron su cometido –desgastar y debilitar políticamente al PLD– se han convertido en cómplices de lo que antes decían combatir. Ahora no hay escándalos, ahora no hay corrupción, ahora no hay manifestaciones. Las mismas irregularidades que antes eran señaladas con escándalo, hoy son pasadas por alto.
No dicen nada de los escándalos multimillonarios en instituciones del Estado.
No dicen nada de las irregularidades que han salido a la luz en múltiples organismos gubernamentales.
No dicen nada de la improvisación en la gestión pública.
No dicen nada de la entrega del país a intereses foráneos.
El silencio de estos grupos es la prueba más clara de que nunca fueron imparciales. Eran mercenarios de la opinión pública, peones de un ajedrez geopolítico y político que buscaba debilitar un partido y tomar control del país.
UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN: NO MÁS ENGAÑOS
El pueblo dominicano debe abrir los ojos. No podemos seguir cayendo en la trampa de estos supuestos “movimientos ciudadanos” que no son más que proyectos políticos disfrazados. El que realmente ama a su país lucha por él siempre, no solo cuando le conviene.
Hoy es Participación Ciudadana, ayer fue Marcha Verde, mañana será cualquier otro grupo con otro nombre, pero con la misma agenda. Debemos tener memoria, debemos recordar cómo manipularon a la sociedad para llegar a donde estamos hoy.
No podemos permitir que nos sigan utilizando. El destino de la República Dominicana no puede estar en manos de mercenarios de la opinión pública, ni de grupitos pagados con dinero extranjero.
Es hora de despertar. ¡Basta de manipulación! ¡Basta de traición! ¡Basta de entreguismo!