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La OMS prepara alerta internacional por la viruela del mono tras 460 muertes este año en África

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¿Qué hace que merezca atención una epidemia? La divulgadora Robin Marantz cita en su libro A Dancing Matrix la respuesta de un cínico virólogo a esta pregunta: “La muerte de una persona blanca”. Siguiendo este razonamiento no es de extrañar que la viruela de los monos dejara de atraer interés conforme se controlaron los casos en Occidente —mediante la vacunación, la inmunidad adquirida y el cambio de comportamiento de las poblaciones de riesgo — y la Organización Mundial de la Salud puso fin a la breve emergencia el 11 de mayo de 2023. Sin embargo, la pandemia provocada por este “viejo enemigo desatendido” continuó en África. Ahora la OMS se plantea volver a activar la emergencia de salud pública de importancia internacional ante el aumento de casos por una nueva cepa más grave que se ha extendido por varios países africanos en los últimos meses.

La decisión la tomará el director general de la OMS, Tedros Adhanom, tras una reunión del Comité de Emergencia que tendrá lugar “tan pronto como sea posible”. En los dos últimos años los casos detectados no han dejado de aumentar en África, pese a que en países como España la vigilancia y la vacunación permitieron controlar el virus en unos meses —de los más de 7.500 casos detectados en nuestro país en 2022 se pasó a algo más de 300 en 2023, si bien este año se ha producido un ligero repunte que recuerda que la enfermedad no se ha eliminado en los países desarrollados—. El Ministerio de Sanidad ha recordado esta semana la importancia de completar la pauta de vacunación. Solo lo han hecho la mitad de las personas (20.000 de 40.000).

“La viruela símica no empezó ayer. Empezó incluso antes de que se declarara la emergencia de salud pública de importancia internacional [en 2022], pero no tuvimos mucha atención y hoy la necesitamos”, pedía el director general de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África (Africa CDC, por sus siglas en inglés), Jean Kaseya, en una rueda de prensa. En ella compartió sus cálculos: “Tenemos 200.000 dosis [de la vacuna] disponibles. Necesitamos al menos 10 millones”.

“Cuán solos dejamos a los países que tienen estos problemas cuando no los tenemos en el primer mundo”, se lamentaba el virólogo de la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí (Estados Unidos) Gustavo Palacios en una entrevista publicada en elDiario.es en mayo de 2022.

¿Por qué preocupa otra vez la viruela símica?

“La situación en África es preocupante”, explica a elDiario.es el director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, Jacob Lorenzo-Morales. El motivo es que la variante que afectó al planeta en 2022 (clado II) —y que sigue siendo la mayoritaria en el brote global— no ha dejado de extenderse por el continente, pero alrededor de septiembre de 2023 surgió una nueva, supuestamente con mayor letalidad (clado I).

“Esta nueva mutación parece haberse iniciado en un burdel en República Democrática del Congo (RDC) y al poder transmitirse por contacto sexual y también directo entre personas está afectando a adultos y niños”, comenta Lorenzo-Morales. Esto hace que, en su opinión, el clado I “sea mucho más complejo de controlar” que el anterior clado II. Como sucede desde 2022, considera que el infradiagnóstico “será muy alto”.

Según los datos del CDC África, desde enero de 2022 se han diagnosticado 38.465 casos de viruela de los monos y se han producido 1.465 fallecimientos en el continente. Sin embargo, los casos aumentaron un 79% en 2023 respecto a 2022, y un 160% en lo que llevamos de 2024 respecto al mismo período de 2023.

“Los casos están aumentando en 2024”, expuso Kaseya. Según sus datos, desde el 1 de enero hasta el 4 de agosto de 2024 se han producido 15.132 casos en África, con 461 muertes. Esto implica una tasa de letalidad de alrededor del 3% para el nuevo clado —la mayoría detectados en RDC—. Este porcentaje fue del 4,9% para el continente africano a lo largo de 2023 y es de un 3,9% desde que comenzó el brote actual en 2022. Estas cifras no apoyarían la percepción de que la nueva versión es más letal, aunque el enorme infradiagnóstico en estos países dificulta las comparaciones.